sábado, 24 de octubre de 2015

CONSTRUCCIONES CONSECUTIVAS


LAS CONSTRUCCIONES CONSECUTIVAS

Se llaman CONSECUTIVAS PONDERATIVAS (o simplemente CONSECUTIVAS) las construcciones formadas por los determinantes tanto/tanta /tantos/tantas (o su variante apocopada tan), así como tal/tales cuando aparecen seguidos de una oración subordinada encabezada por la conjunción que.  Admiten otras variantes, menos frecuentes que estas.
En las construcciones consecutivas se expresa el hecho de que cierto número, cierta cantidad o cierto grado alcanzan un rango o un nivel extremo, de forma que se obtiene como CONSECUENCIA el estado de cosas significado por la oración subordinada.
Alguien por fin, la deseaba con tanta ternura que no podía oponerse.
Tanto es un cuantificador análogo a mucho o poco, mientras que tal es un demostrativo análogo a ese o aquel.  Así pues, tanto significa un ruido tan grande mientras que tal ruido significa un ruido así, de esa clase.
Los componentes  fundamentales de las construcciones consecutivas son dos:
1.    Un grupo cuantificativo constituido a partir de un determinante de interpretación ponderativa.- Una oración encabezada por la conjunción que.

1. El grupo CUANTIFICATIVO (tanto, tan) o CUALIFICATIVO O INTENSIVO (tal).  Se usará aquí el término cuantificador en sentido amplio para abarcar las dos variantes.  El término intensivo es empleado asimismo por algunos autores aplicado a tan (to) y a tal.  Sin embargo, otro lo evitan porque la aportación semántica del primero no es propiamente intensifcativa.  En efecto, no es claro qué se intensifica en la oración Ha dado tantos conciertos que ya no recuerda en que teatros ha tocado.  No se habla aquí, en efecto, de la intensidad de ciertos conciertos, y tampoco se intensifica su número.  Si se aplica el sentido de intensivo (más intenso, enérgico o activo que de costumbre, según el DRAE) a las oraciones consecutivas, se concluirá que puede ser adecuado en cierto casos para las formadas con tal, pero no tan claramente, para las introducidas por tanto.  En las construcciones consecutivas se considera, en efecto, que una determinada magnitud alcanza un VALOR EXTREMO sea un número (tantos viajes) o una propiedad ( tan fuerte, tan lentamente).  En cualquier caso, los términos ponderación y ponderativo, que aquí se usan, deben ser matizados, ya que en sí mismos no expresan el valor extremo que la construcción denota.
Ejemplos con los diversos antecedentes encarecedores:
Tanto ( y sus variaciones de género y número): 
Se le vinieron tantas lágrimas a los ojos que tuvo que callarse.
Aprendió tantas cosas que no tuvo tiempo para pensar en ninguna de ellas.
Tal (y su plural tales):
            Afirmaba las cosas que inventaba con tal tesón que no se comprendía si se estaba riendo o hablando en serio.
            Se puso la niña en tales términos que una mañana se espeluznó.

·         Aquellas en que la consecuencia no depende de la intensidad o grado de la proposición principal.
En lugar de con tal y tan se forman grupos cuantificativos con qué, cuánto y otras palabras exclamativas. Así, la oración
¡Que tomaría, que se pasó la noche vomitando!
Contiene una subordinada consecutiva.  Se expresa, pues, en ella la consecuencia de la acción descrita en la oración principal.  El pronombre qué apunta, por tanto, a un valor extremo, como en las demás construcciones consecutivas.  Esta pauta es particularmente frecuente con el futuro de conjetura, como en Dónde estará, que no hay forma de encontrarlo, o con el condicional que expresa ese mismo significado: ¡Qué habría dicho él que todo el mundo se escandalizaba?  Así pues, en estas oraciones (exclamativas e interrogativas retóricas) se pone de manifiesto el hecho de que la noción denotada por el interrogativo (cosa, lugar, tiempo, etc.) alcanza una magnitud lo bastante elevada como para desencadenar el efecto (anómalo, sorprendente, inusitado, etc.) que la subordinada expresa.
-El encarecimiento propio de las construcciones consecutivas puede manifestarse también sustituyendo los mencionados cuantificadores por el indefinido invariable cada, la unidad un (y sus variantes e género y número) y la locución ponderativa una de (en que se supone elipsis del sustantivo cantidad).  Ejemplos:

La cual su madre daba cada gemido que partía el corazón.

El infeliz me miraba desde su cama con unos ojos que se me partía el corazón de verlo.

www.youtube.com/watch?v=_F1srXUu2Is 


Bibliografía: Ignacio Bosque. (2009). Nueva Gramática de la lengua española. España: Espasa, libros S.L.U.

2 comentarios:

  1. Hola, tengo una duda sobre la coma de la subordinada en los casos de ponderación con «tan». ¿Por qué a veces se separa con una coma antes de la subordinada y otras no?
    ¿Sería correcto el ejemplo así?:

    Se le vinieron tantas lágrimas a los ojos, que tuvo que callarse.
    Aprendió tantas cosas, que no tuvo tiempo para pensar en ninguna de ellas.

    En la Gramática de la RAE, en ejemplos similares, lo he encontrado sin coma, pero en otros libros de gramática, con coma. Consultando el CORDE, he leído autores, el mismo autor, que a veces escribe coma y otra veces no.

    ¿Podrían ayudarme?

    Gracias.

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  2. Cuando una coma separa a la oración relativa de la oración subordinante es una oración relativa de antecedente expreso explicativa, sin embargo, si esa coma no existe estamos hablando de una oración relativa de antecedente expreso especificativa.

    Se diferencian en gran parte en que la primera posee una pausa que la diferencia en entonación de su oración subordinante, además puede cumplir el rol de adyacente nominal en sustantivos comunes y propios, además de pronombres.

    La segunda no lleva pausa y sólo puede ser adyacente de grupos nominales comunes.

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